Vista previa Artículo 1

Cuando el centro comercial queda vacío y el silencio se adueña de los pasillos, algunos aseguran que una figura misteriosa aparece entre las sombras. La Siguanaba, con su cabello negro y su presencia inquietante, sigue acechando a quienes se atreven a caminar solos de noche. Sus pasos son sigilosos, sus risas apenas un susurro, y el aire se enfría donde pasa. Nadie sabe con certeza cuándo la verás… o si lograrás escapar de su mirada. En El Salvador, las leyendas no siempre se quedan en cuentos: a veces caminan entre nosotros. Lee esta historia aquí.

Vista previa Artículo 2

En la vieja parroquia de Soyapango, los vecinos susurran sobre una presencia que no pertenece a este mundo: el Padre sin Cabeza. Se dice que su sombra recorre el templo abandonado cuando cae la noche, acompañado por un murmullo inquietante y campanas que nadie toca. Quienes se atreven a acercarse sienten un frío que hiela los huesos y el eco de rezos antiguos que parecen surgir del vacío. En El Salvador, algunas leyendas no descansan, y este espíritu oscuro aún vigila a quienes se atreven a dudar de su existencia. Lee más aquí.

Vista previa Artículo 3

Bajo el puente del Acelhuate, se esconde un niño travieso con pies al revés y una sonrisa que hiela la sangre. El Cipitío aparece de repente, entre risitas y sombras que parecen moverse por su cuenta. Algunos dicen que es solo un juego, otros juran que quienes se cruzan con él desaparecen en lugares que no existen en ningún mapa. Y mientras caminas, puedes escuchar un eco extraño entre el viento y el agua: “Matatero tero, matatero tero la…”, como si la risa del niño cobrara forma en una canción que nadie debería seguir. . Historia completa aquí.