Creepypastas Salvadoreñas

El Cipitío bajo el puente del río Acelhuate

El Cipitío bajo el puente del río Acelhuate

El Cipitío siempre ha sido parte de las leyendas salvadoreñas, un niño travieso con sombrero enorme y pies al revés. Pero lo que nadie cuenta es que bajo el puente del Acelhuate, algo más oscuro se esconde detrás de esa risa infantil.

Fátima regresaba tarde de la universidad. Su ruta pasaba por el viejo puente del Acelhuate. Mientras caminaba, escuchó risitas, como de un niño escondido. Pensó que sería alguien jugando, pero al mirar hacia el agua, vio a un pequeño encorvado, con una sonrisa demasiado amplia para su cara.

“¿Estás bien?” preguntó Fátima. El niño no contestó. Se giró y comenzó a correr por debajo del puente, sin dejar de reír. Cuando Fátima dio un paso atrás, tropezó con una piedra... pero no era una piedra: era un muñeco hecho de barro con cabello humano incrustado. Su corazón se aceleró. El niño reapareció más adelante, colgando cabeza abajo desde las vigas de hierro, y dijo con voz ronca: “¿Querés jugar conmigo?”

Fátima corrió como nunca en su vida. Dicen que a veces el Cipitío aparece para hacer bromas, pero si le caes mal… te deja perdido por horas en un lugar que no existe en ningún mapa. Ella tardó casi tres días en volver a su casa, sin saber cómo ni por dónde había caminado. Desde entonces, cada vez que alguien cruza el puente, lanza una moneda al río… por si acaso el Cipitío está despierto y con ganas de jugar.


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